Con prendas encontradas en el desierto de Atacama Agatha Ruiz de la Prada se presentó en el Fashion Week Madrid

El futuro de la moda, o más bien el presente, es el llamado upcycling  o reciclaje de prendas y tejidos.  Y si quedaba una diseñadora vanguardista por demostrarlo, Agatha Ruiz de la Prada, lo ha hecho en su colección de Otoño/invierno 2025-2026, presentada este sábado 22 de febrero en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. 

La diseñadora española  presentó una colección sostenible confeccionada con prendas que yacían en montones de desechos en el desierto de Atacama y otras ‘vintage’ o arrinconadas en los armarios de su casa.

La creadora del color y las figuras pop -como las estrellas, las nubes y los corazones siempre presentes en sus diseños- ha trasladado su inconfundible universo a la ropa de segunda mano de la tienda Humana, para darles una nueva y optimista vida.

Con prendas destinadas a morir, Agatha Ruiz de la Prada (Madrid, 1960), en colaboración con Humana -organización que promueve la protección del medio ambiente mediante la reutilización de textil- subió a la pasarela una colección colorista con la intención de mover conciencias y apostar por la sostenibilidad.

“Cuando visitamos la planta de Humana, no encontramos reliquias vintage sino lo que teníamos delante eran prendas con un final que parecía inevitable. Pero en lugar de ver desperdicio, vimos una oportunidad. Donde otros veían el fin, nosotros vimos un nuevo comienzo”, explican desde la firma sobre esta propuesta que pone en valor las posibilidades de la ropa usada.

“Porque en mi universo el amor no muere, se reinventa, se reutiliza y se transforma en un ícono de la moda”, dice la diseñadora que en esta ocasión sus prendas confeccionadas en el taller se han aderezado con bocamangas y cuellos de camisetas viejas.

Cremalleras y botones se convierten en lazos, flores y otros símbolos inconfundibles de Agatha Ruíz de la Prada que esta vez lo adereza con la irreverencia del hip-hop. Cordones y retales se convierten en flecos que dan movimiento a los vestidos. La diseñadora ha utilizado cientos de camisas blancas para construir el vestido de novia que ha cerrado el desfile. Antes se vio el vestido globo, el modelo menina o el abullonado al estilo Balenciaga, entre otros.

Pero el más llamativo fue el construido con palomitas dulces de distintos sabores, una creación que mostró en pasarela para contar que tiene un nuevo acuerdo comercial.
Desde 1986 la creadora ha suscrito acuerdos comerciales con más de 100 empresas de complementos de moda, revestimientos cerámicos, artículos para el hogar, artículos de perfumería o papelería.
Ahora, también colabora con empresas dedicadas al aceite de oliva virgen, chocolates, ostras e incluso caviar.

“La vanguardia no solo se viste, también se saborea y se vive”, es la certeza de la diseñadora.

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