Después de esta lluvia, con fuertes vientos, con muchas infecciones respiratorias rondando, siempre es recomendable tener a mano Manzanilla. Ayuda a bajar la fiebre, alivia algún el dolor de barriga, disminuye el malestar de los resfríos y es algo que se necesita en este otoño bastante extraño, con mañanas muy heladas.
ESTRELLA BAHAMONDE B. / aki web news
Cuando era chica mi abuela materna me enseñó que las plantas tienen un saber propio, porque todos tenemos saberes. Ella, con esos mismos saberes y con infusiones realizadas de las plantas, muchas veces me bajó la fiebre, me alivió algún cólico o disminuyó algún feroz resfrío.
Y, en esta oportunidad, en este otoño bastante extraño, con mañanas muy heladas y con muchas infecciones respiratorias, me acordé de mi abuela sabia y sus brebajes con manzanilla.
Al primer síntoma de resfrío se apuraba en calentar agua y cortar unas yerbas del patio de la casa. Todas plantadas por ella, conocidas desde su infancia en San Juan de la Costa, en la Décima Región. Después, solo quedaba someterse al tratamiento con respetuosa obediencia.
Y efectivamente, una de las sesiones que más recuerdo es precisamente la que se hacía con manzanilla y otras hierbas. En un recipiente de esos antiguos, se preparaba la infusión y que debía ser cuidadosamente manipulada, porque el agua estaba hirviendo y el vapor era insoportable. Entonces se ponía la cabeza a una distancia prudente para no quemarse mirando hacia abajo y se cubría con un paño o toalla.
Eso hasta lo que más podía resistir. Así varias veces y a medida que podía soportar iba quedándome cada vez más tiempo, hasta que finalmente mi cuerpo acostumbrado ya al calor del vapor se relajaba y me quedaba en este recipiente hasta que se entibiara.
Este ritual por llamarlo de alguna manera, era muy efectivo ya que al entrar en contacto con esta infusión, luego comenzaba hacer efecto y de a poco este Baño de Vapor se realizaba 2 o 3 veces al día, o hasta que me sintiera bien.
La infusión se prepara con una cucharada de flores para 1 litro agua recién hervida; dejar reposar y filtrar. Tiene efectos antibacteriano, antiespasmódico, diurético, entre muchos otros. En todo caso, no reemplaza lo indicado por el médico en el tratamiento de una enfermedad.
Su historia se remonta al antiguo Egipto y la época greco-romana. Ya los egipcios la utilizaban como remedio curativo para las fiebres. Los romanos, por su parte, la utilizaban en la elaboración de inciensos y para condimentar bebidas. De Europa fue introducida en América, donde es muy comercializada y cultivada. La parte medicinal que se utiliza son las flores.
Crece en Chile en la Región de Valparaíso (Aconcagua) y la Región Metropolitana, mayormente. En terrenos templados y relativamente áridos, requiere agua para germinar. Se propaga por semillas, primero se siembra en almácigos de tierra rica en humus y las plántulas se trasplantan luego de 6 semanas.
Se pueden plantar perfectamente en huertos urbanos, que son espacios al aire libre o de interior destinados al cultivo de verduras, hortalizas, frutas, legumbres, plantas aromáticas o hierbas medicinales, entre otras variedades, a escala doméstica.