La dupla de vóleibol playa integrada por los primos Marco y Esteban Grimalt ganaron el premio “Mejor de los Mejores” que cada año en esta fecha entrega el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile (CPD). En tanto que este mismo estímulo en los deportistas paralímpicos se lo adjudicó el nadador Vicente Almonacid, levantando los tres atletas el “Cóndor de Oro”, en la ceremonia celebrada el miércoles 21 de diciembre en el Teatro CorpArtes de Las Condes.
El tercer Cóndor dorado fue el Premio Nacional de Periodismo Deportivo que recayó en el profesional Juan Esteban Lastra, con 42 años de experiencia en diferentes medios de comunicación como diarios, revistas, televisión, radio, agencias informativas y corporativas.
El binomio de los primos Grimalt coronó una temporada que registró importantes logros como triunfar en los Juegos Sudamericanos Asunción 2022, fueron octavos en el ranking mundial y vencieron en campeonato de Gstaad (Suiza) en el Beach ProTour, el título internacional más relevante en la historia del voleibol playa.
El nadador Vicente Almonacid, quien ganó este año los 100 metros estilo pecho en el Campeonato Mundial disputado en Madeira (Portugal), expresó. “Soy una persona muy competitiva, quiero seguir creciendo como deportista. En los Parapanamericanos pasados de Lima saqué un oro, una plata y un bronce y me gustaría revalidar eso y quizás conseguir medallas en otras pruebas en Santiago 2023”.
Como es tradición en esta ceremonia anual, el Premio Nacional de Periodismo Deportivo, Juan Esteban Lastra, realizó la siguiente alocución:
El Mundial de Fútbol de Qatar ya es historia. Nosotros pudimos disfrutarlo por televisión. Y vaya que fue un gran evento!!!
Ahora a lo nuestro. A ocuparnos y a vivir nuestro propio certamen: los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023. Solo quedan 10 meses. Nos resta un gran trabajo. Justo se van a realizar 48 años después de 1975, cuando nuestra capital estaba designada para ser sede, pero debió entregársela a Ciudad de México porque el gobierno de esa época no cumplió con los requisitos. Bueno, ¿por qué recuerdo esa fecha? porque quería ser parte de esa fiesta que nunca se concretó. Fue una gran frustración.
Cuatro años antes, en 1971, se efectuaron los JJ.PP. de Cali (Colombia). Fue la primera ocasión que me conecté con unos Juegos a través de la TV. Ahí conocí en blanco y negro la disciplina de mis amores: el atletismo, entonces decidí ser atleta. En resumen, en 1974 y 1975 estaba entre los 5 mejores velocistas del país. Ser atleta me significó un gran cambio en mi vida, el comienzo del largo camino hasta llegar a ser periodista y hoy estar frente a ustedes.
Recibí la noticia de este premio con mucho asombro, sorpresa, emoción e impacto, porque para llegar a este presente he recorrido un extenso ultra maratón con un sin número de vicisitudes, simplemente, como es la vida.
Siempre fui empeñoso, esmerado, disciplinado, responsable y aprendí a ser riguroso de mis maestros. He ido de menos a más en todo lo que he realizado. En el deporte practiqué fútbol, luego básquetbol y finalmente atletismo. Siempre trabajé en la pista para ser el mejor velocista.
Entrenaba con tesón de día, de noche, con frío o calor. Después de dos años de entrenamiento y práctica comencé a hacer marcas y convertirme, sin darme cuenta, en un buen atleta.
El deporte competitivo me entregó las herramientas para lidiar con las derrotas y las frustraciones. Me enseñó a ser a ser constante, a trabajar de forma metódica y en equipo, a ser riguroso.
Aprendí en la pista que cuando no se nace con el suficiente talento, pero hay hambre y ganas, se debe luchar incansablemente para mejorar, hasta que llegan las marcas y más tarde, el esquivo triunfo.
Mientras estudiaba en la escuela de periodismo de la Universidad de Chile, comencé a trabajar. Mezclaba familia, estudios y atletismo. Sin duda, mi mejor aula fue la sala de redacción, donde rodeado de excelentes plumas prosperé, aprendí a buscar lo diferente, lo distinto, lo novedoso, la emoción. Todo esto tenía que transmitirlo al papel. Para ello conté con maestros que me formaron como Raúl Merino Villalobos, Enrique Ramírez Capello, Julio Salviat, Miguel Merello, Johnny Teperman, Hércules Zamorano, José González Bustos, Adolfo Schweitzer, Héctor Vega Onesime, Aldo Schiappacasse, Igor Ochoa y César Betancourt, entre otros.
Fui creciendo en los deportes varios o polideportivo, como le llaman ahora, que se refiere a todoslos deportes menos al fútbol, aunque también picoteé en la pelota, pero circunstancialmente. Másbien cubriendo la ANFP durante algunos años.
Pero mi frente fue el Comité Olímpico de Chile durante tres décadas, que me permitió asistir a varios Juegos Sudamericanos, Juegos Panamericanos y los Juegos Olímpicos del Bicentenario en
Atlanta 1996. Estar en la cita de los Cinco Anillos fue como llegar a la cima del Everest. Esa es la máxima de un periodista deportivo no futbolístico. Cubrir cada uno de esos eventos fue como hacer un Magister.
Hoy, si bien estoy en época de jubileo, sigo trabajando como en los mejores tiempos, apoyando a deportistas de alto rendimiento en diferentes disciplinas, colaborando con un par de medios en Santiago y Punta Arenas, y como director en la Fundación Un Casco de Vida.
No puedo despedirme sin antes agradecer el apoyo y comprensión de mis hijas Francisca, María José y Javiera; de su madre María Angélica Amaya, quien me instó a estudiar; de mi hermana Olga, de mis padres y la familia completa. Gracias por la comprensión, paciencia y amor que me siguen entregado, pese a ausentarme en estos 42 años de profesión, de cumpleaños, eventos familiares, años nuevos, vacaciones, especialmente en una época que no había fines de semanas libres, donde el trabajo y el compromiso eran impajaritables.
En este trayecto profesional impensado de cuatro décadas, he cometido aciertos y errores. Sin embargo, lo importante es estar acá, es haber avanzado, es haber superado barreras y caídas, haberse levantado y seguir adelante, es haber cruzado las metas y -por sobre todo- haber cumplido un sueño que me llegó en el momento menos esperado. Hoy este Cóndor -aunque debió ser un Tiburón- es un premio al esfuerzo y la perseverancia, que me da energía, esperanza y alas.
Me enseña que en la vida no hay tiempos ni imposibles.
Felicitaciones a los mejores deportistas 2022, a todos los premiados. Y a quienes no lo fueron, a seguir luchando con pasión para estar acá, y especialmente vigor a los atletas y a las autoridades para seguir trabajando en pos de la gigantesca fiesta deportiva que serán los Juegos
Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023.
Muchas gracias a todos y, especialmente, a mis colegas por este premio.
Juan Esteban Lastra.
IMÁGENES / Pepe Alvújar