En 2005, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) proclamó el 17 de mayo como Día Internacional del Reciclaje con el objetivo de recordar la importancia de reciclar nuestros residuos, reducir los volúmenes de desechos generados y reutilizar materiales para así disminuir nuestra huella de carbono y mejorar el medioambiente.
El consumo desenfrenado de productos desechables ha traído consigo una mayor generación de residuos, que pone en peligro a los ecosistemas de la Tierra, degrada la calidad del ambiente y dificulta a millones el acceso a bienes de consumo.
Ante un panorama como este, surge la alternativa de reusar, reducir y reciclar, conocida como 3R. Se trata de un modelo de consumo sostenible, impulsado por la organización no gubernamental Greenpace, que en Chile hizo un llamado a concientizar de mejor manera sobre este proceso.
“Hemos visto que el reciclaje ha sido utilizado por las empresas para limpiar su imagen, como una bandera verde de una producción más sustentable, pero de fondo vemos que muchas de estas políticas solo quedan en un punto de reciclaje o depósito que nadie sabe dónde van a parar, y que en muchos casos no se gestionan”.
El proceso del reciclaje se basa en la regla de las 3R:
Reducir: hacer más simple el uso y consumo de productos.
Reutilizar: dar un segundo uso a los productos, sin necesidad de someterlo a un proceso fisicoquímico (por ejemplo, usar un frasco como maceta).
Reciclar: transformar los residuos.
Según cifras del Banco Mundial, Chile es el segundo país de Latinoamérica que genera más basura, solo siendo superado por México. Esto está compuesto en gran medida por altos índices de residuos domiciliarios e industriales y solo se recicla el 9% de los envases de plástico a nivel mundial.
De las 990 mil toneladas al año de consumo de plástico en todo Chile, solo se recicla el 8%. Y de ese 8% solo el 1,5% proviene de hogares chilenos y el 6,5 % de las industrias. El 92% del plástico restante va a la basura.