Susana Muhamad González, presidenta de la COP 16 Colombia, que comienza este lunes 21 de octubre, explica que “Si logramos transformar nuestra relación con la naturaleza, así como nuestras prácticas de producción, consumo y si conseguimos que las acciones colectivas impulsen la vida en lugar de destruirla, estaremos abordando los desafíos más importantes de nuestro tiempo”.
La COP16, que por sus siglas en inglés significa “Conferencia de las Partes”, es una reunión organizada por Naciones Unidas que acoge a Estados y organizaciones regionales gubernamentales y no gubernamentales, junto a otros actores como grupos de la sociedad civil, que este año se realiza a partir de este lunes 21 de octubre hasta el 1 de noviembre, en Cali, Colombia.
Esta Conferencia tiene como objetivo principal detener la pérdida de biodiversidad global, impulsando estrategias para su conservación y restauración. Entre sus metas específicas se incluyen la adopción de un nuevo Marco Global de Biodiversidad para 2030, el establecimiento de áreas protegidas, la reducción de la contaminación y la promoción de la justicia ecológica, especialmente para pueblos originarios y comunidades rurales.
Por esta razón, Cali se convertirá en el epicentro mundial de la biodiversidad con la celebración de la COP16 de Biodiversidad, un evento que congregará a más de 190 países para repensar el modelo de crecimiento económico actual en favor de uno que promueva la protección y el uso sostenible de la biodiversidad. En este foro, América Latina y el Caribe debe reivindicar su liderazgo global para revertir la pérdida de biodiversidad.
En un momento en que el planeta debe hacer frente a los desafíos ambientales globales más graves de su historia provocados el modelo económico existente,
Todos los países de la región han ratificado el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), un acuerdo de 1993 que persigue la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la justicia en la utilización de los recursos genéticos, pero pocos han presentado planes de acción para avanzar en la protección de diversidad biológica al 2030.
“La naturaleza es nuestra vida, debemos protegerla”, reza una de las frases del pueblo kichwa, presente en Ecuador, Perú y Colombia.
Y es que la región cuenta con algunos de los territorios más biodiversos del mundo, es decir, con más variedad de especies de seres vivos. Y estos no se limitan a la Amazonía -uno de los ecosistemas más importantes del mundo-, sino que van desde el Pantanal en Brasil, la Patagonia compartida por Argentina y Chile o la selva del Darién, que separa a Colombia de Panamá. Y esos son solo algunos de los ejemplos de la abundante biodiversidad de América Latina.
Los países acordaron en el marco de Kunming-Montreal, COIP 15, que se necesitaban al menos 200.000 millones de dólares anuales para financiar la protección y restauración de la biodiversidad. Esta cantidad procederá de diversas fuentes, como fondos públicos para proyectos nacionales y donaciones internacionales, contribuciones del sector privado y mecanismos de financiación innovadores como pagos por servicios ecosistémicos, bonos verdes, compensaciones y créditos por biodiversidad y mecanismos de reparto de beneficios.
IMAGENES /stockphoto / 20 PUNTO 10 /