Para Pablo A. García-Chevesich, Académico de Colorado School of Mines y University of Arizona, y Miembro del Programa Hidrológico Intergubernamental de UNESCO, Aculeo es un acuífero que ha sido abusado por el ser humano, donde se cortaron sus entradas de agua y se incrementaron sus salidas.
En el medio digital El Mostrador escribió la siguiente columna: “Decenas de personas me contactan a menudo preguntando si se debe o no humedal protegido para asegurar su preservación. Hay varias teorías dando vuelta también de por qué la laguna se secó, qué pasará si se declara humedal, o si sería bueno importar agua al sistema, etc.
En este momento, la evidencia científica concluye que la laguna se secó debido a una combinación de varios factores, siendo en su mayoría a causa del desvío de sus afluentes naturales y el exceso del consumo superficial y subterráneo, mientras que el factor climático (falta de precipitaciones) se puede atribuir solamente a no más de un 25% (esto ha sido corroborado muchas veces, incluso por el CR2 de la Universidad de Chile).
Muchos dicen que “ya no llueve como antes”, refiriéndose a las décadas más lluviosas desde que se tiene registros (los 80-90), pero es importante entender que gran parte del siglo pasado fue seco y la laguna siempre se la pudo, pues es un sistema hidrogeológico muy simple, el cual se basa en los aportes invernales de sus afluentes. Hubo sequías muy marcadas que se han documentado en la región, como los eventos ocurridos durante las décadas de 1830, 1870, 1890, 1900, 1910, 1920 y 1960, que son bastante similares a la última megasequía y que no afectaron significativamente al volumen de Aculeo, pues bastaba un par de tormentas para que este pequeño acuífero se recuperara cada invierno, y así la laguna subía en invierno y bajaba en verano.
De hecho, la evidencia científica concluye que Aculeo no se había secado en al menos 8 mil años, pese a todas las grandes sequías ancestrales que se han documentado por distintos métodos. La agricultura familiar campesina había existido por siglos en el valle de Aculeo, la que consistía en cultivos de baja demanda hídrica (hortalizas) y riego por inundación (surcos o por tendido), lo cual se sabe que devuelve el 90% del agua que se aplica al acuífero. Esto se traducía en que el acuífero casi no se alteraba durante la época de riego, pese a toda la actividad agrícola que existía en la cuenca.
Sin embargo, los afluentes naturales de Aculeo fueron desviándose poco a poco, incluyendo El Cepillo y Las Cabras (entre muchos otros), y culminando el 2010 con el desvío de su afluente principal (el Estero Pintué), generando así una interrupción casi completa de gran parte de la recarga natural que la laguna tenía cada invierno, por milenios.
Además, en esos años comenzó el establecimiento de frutales de alta demanda hídrica. Así, a partir de ese entonces la laguna fue bajando cada vez más y las parcelas de agrado comenzaron a ocupar cientos de hectáreas de terrenos que antes eran cultivos agrícolas de baja demanda, incorporando una nueva variable que le restaba aún más volumen al acuífero: el césped, que requería (literalmente) miles de litros diarios por parcela durante gran parte del año.
Una segunda casa de máquinas, establecida alrededor del 2010, también extraía miles de litros por minuto directamente desde la laguna para abastecer a la gran agricultura, al mismo tiempo que se construyeron pozos profundos por todo el valle. Paralelamente, comenzó a llover menos, pero pese a la existencia de años “normales” durante la última megasequía, el acuífero continuó bajando.
Estos últimos dos años llovió bastante y, por supuesto, la laguna se recuperó (solo alrededor de 90%, hasta el momento); pero es importante entender que este fue uno de esos años en los que la laguna debió haberse desbordado (como ocurría antes), sin embargo, el acuífero estaba tan desgastado que ni un potente año de El Niño se la pudo para recuperarla. Los modelos indican que años como estos dos últimos van a ser poco usuales, y se debe siempre tener en cuenta que la tendencia en general sigue a la baja en precipitaciones, lo que, junto con el alto consumo y el desvío de sus afluentes, se traduce en la desaparición de Aculeo en los próximos años.
En este contexto, es muy probable que Aculeo se transforme en un valle caracterizado por tener un lago seco que reaparece temporalmente solo tras la ocurrencia de años como estos últimos dos. Al respecto, el daño ecológico, social y económico de esta lamentable negligencia por parte de quienes gestionan el agua es de proporciones épicas.
En otras palabras, Aculeo es un acuífero que ha sido abusado por el ser humano, donde se cortaron sus entradas de agua y se incrementaron sus salidas. Pero lo peor es que el daño ya está hecho, pues los desvíos de sus afluentes seguirán, el inmenso consumo seguirá y, para peor, la sequía probablemente continuará en ascenso.
Entonces, ¿qué podemos hacer para recuperar y mantener este invaluable santuario que la naturaleza nos ha dado?
Puesto que no hemos sabido proteger esta laguna, no podemos seguir cometiendo los mismos errores. Importar agua para seguir derrochándola no tiene sentido y no solucionará nada, pues el consumo que hay es enorme y el acuífero simplemente no se la puede; la importación tampoco reemplazaría los volúmenes anuales naturales que entraban por todos sus afluentes hoy desviados.
Sin embargo, la importación de agua es un componente vital para la mantención del acuífero, esto (como digo) porque tristemente el daño ya está hecho. Declarar la laguna humedal protegido es una buena forma de asegurar que no se sigan cometiendo las atrocidades del pasado. ¿Qué se prohibirá y qué no? Nadie sabe, pues eso va a depender de los actores que lideren su protección (el municipio y el comité de gobernanza local que se conforme posdeclaración en este caso), quienes decidirán las medidas que se van a tomar para proteger el humedal.
Es muy probable que se prohíba, por ejemplo, todo consumo excesivo innecesario (riego del césped), actividades que generen cualquier tipo de contaminación o ruido (lanchas, motos de agua, helicópteros), pastoreo de animales que agreguen demasiados nutrientes al alveo de la laguna, etc. Similarmente, es muy probable que sí se permitan las actividades de turismo y recreación que no contaminen (remo, vela, pesca, campings, etc.).
Con respecto a la importación de agua, como lo mencioné, es una medida que justificaría la protección del humedal y, en mi opinión, debe hacerse pase lo que pase, como ya se hace en otros humedales protegidos (por ejemplo, el humedal de Batuco). Esta medida requiere (se declare o no humedal protegido) ingresar una propuesta al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), porque la laguna ya se encuentra bajo otros estados de conservación que también lo exigen (es parte del Sitio Prioritario N° 1 Cordón de Cantillana), lo que generalmente demora años y requiere una inversión mayor; entonces la única forma de agilizar el proceso es mediante voluntad política, para lo cual siendo humedal protegido podría ayudar, ya que esto se alinea con las normativas globales y nacionales para enfrentar la crisis climática.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que la laguna sigue siendo privada, por lo que justificar fondos fiscales para beneficio privado es poco probable, aunque sí se ha avanzado. En este sentido, muchos actores han desarrollado esfuerzos enormes para proteger y recuperar nuestra laguna, y pase lo que pase merecen un reconocimiento. Similarmente, el municipio ha hecho un trabajo admirable, nunca antes visto, por preservar la laguna de Aculeo, esfuerzo que se espera que continúe luego de las elecciones municipales.
En general, los mayores enemigos de los humedales urbanos son las inmobiliarias, las que tienen mucho poder y estas ya se encuentran restringidas por estar admisible el proceso en el Ministerio del Medio Ambiente (este solo hecho ya exige que ingresen al SEIA); y lo más probable es sean estas (o alguien más con influencias políticas) las que presenten algún tipo de reclamación y así el humedal podría quedar nuevamente sin protección (como ha pasado otras veces en Chile), estando todo el valle nuevamente a la merced de lo que pueda pasar (más condominios, más consumo, más contaminación, etc.).
Sin una protección que asegure la conservación de la laguna no hay nada, ni turismo, ni trabajo, ni aves, ni familia, ni felicidad, y mientras se sigue discutiendo si se debe o no declarar humedal urbano a Aculeo, el tiempo sigue corriendo. La naturaleza ya hizo lo suyo, trayendo agua nuevamente a la laguna; ahora, corresponde ser responsables y cuidar este invaluable tesoro natural”.
IMAGENES / Greenpeace / Laguna de Aculeo / Agencias /