Un estudio reciente publicado en Nature demuestra que las plantas pueden absorber microplásticos directamente desde el aire a través de sus hojas, una vía de contaminación que hasta ahora había pasado inadvertida.
Los microplásticos ingresan a las plantas a través de los estomas, pequeños poros que permiten el intercambio de gases. Una vez dentro, se acumulan en los sistemas internos de transporte de agua y nutrientes. Esto plantea un nuevo nivel de preocupación en torno a la presencia de plásticos en la cadena alimentaria.
Científicos en Tianjin, China, recolectaron hojas de arbustos, hierbas y vegetales en distintos entornos urbanos y rurales. Mediante técnicas avanzadas de imagen y espectroscopía, detectaron partículas de plástico dentro del tejido foliar de las plantas. Las sustancias más comunes fueron polietileno tereftalato (PET) y poliestireno (PS).
Los sitios más contaminados, como las cercanías de fábricas de plástico y vertederos, presentaron concentraciones de hasta 10.000 nanogramos por gramo de peso seco, mientras que los campus universitarios mostraron niveles mucho más bajos.
Las plantas tienen pequeños poros llamados estomas, que regulan el intercambio de gases. Este estudio confirma que los microplásticos entran por estos estomas y luego se distribuyen a través del sistema vascular de la planta. En pruebas de laboratorio, al cerrar químicamente los estomas, la absorción de PET cayó drásticamente.
Una vez dentro, los microplásticos se alojan en los haces vasculares y en los tricomas, estructuras pilosas que parecen atrapar partículas como redes diminutas.
Los investigadores compararon cultivos al aire libre con aquellos en invernaderos. Las verduras expuestas al aire libre contenían entre 10 y 100 veces más microplásticos. Las hojas más viejas y externas —las que normalmente se consumen crudas— presentaban los niveles más altos.
Aunque la tasa de absorción directa es baja (alrededor del 0,05% del total de partículas presentes en el aire), la exposición constante y prolongada permite una acumulación significativa en los tejidos vegetales.
Esta nueva vía de exposición a través de vegetales sugiere que estamos ingiriendo más plástico del que pensábamos. Aunque todavía no se ha establecido con claridad cuánto plástico puede ser perjudicial, estudios preliminares apuntan a efectos como inflamación, alteraciones hormonales y daños al microbioma intestinal.
Además, las plantas también podrían sufrir consecuencias fisiológicas por esta contaminación: obstrucción del transporte de nutrientes, estrés oxidativo y posibles cambios en la productividad de los cultivos.
Aunque el estudio revela una amenaza, también ofrece una oportunidad. Comprender cómo los microplásticos ingresan a las plantas puede ayudar a desarrollar soluciones de biofiltración y cultivos más resistentes.
A largo plazo, esta línea de investigación puede impulsar normativas más estrictas sobre calidad del aire y residuos plásticos, contribuyendo a una agricultura más limpia y a una cadena alimentaria más segura y sostenible.