Mejora la textura de la piel más afectada por el sol, su tono y apariencia en general
VANIA LARA / COSMETOLOGA
El peeling facial es un tratamiento estético que consiste en aplicar una sustancia química, física o enzimática sobre la piel del rostro para exfoliar las capas más superficiales. Su objetivo principal es renovar la piel, mejorar su textura, tono y apariencia general.
Dependiendo de la profundidad del tratamiento, hay varios tipos:
Peeling superficial: actúa en la capa más externa de la piel (epidermis). Mejora la luminosidad, ayuda con manchas leves, acné y líneas finas.
Peeling medio: penetra más profundamente (hasta la dermis papilar). Trata manchas más marcadas, arrugas moderadas y daño solar.
Peeling profundo: alcanza las capas más profundas de la piel. Es más agresivo, requiere recuperación más larga y es ideal para arrugas profundas, cicatrices y daño solar severo.
Los resultados incluyen una piel más suave, luminosa y con un aspecto rejuvenecido. Sin embargo, debe hacerse con precaución, bajo supervisión profesional, ya que puede causar irritación, enrojecimiento o incluso hiperpigmentación si no se hace correctamente.
El peeling facial está indicado para personas que desean mejorar la apariencia y textura de la piel. Puede ser útil en los siguientes casos: Manchas y pigmentación: como melasma, lentigos solares o manchas post inflamatorias.
Acné activo o secuelas de acné: ayuda a reducir granos, puntos negros y marcas.
Arrugas finas y envejecimiento cutáneo: mejora la luminosidad y estimula la regeneración celular.
Piel opaca o con textura irregular: ayuda a alisar y dar un aspecto más uniforme.
Poros dilatados: algunos tipos de peeling ayudan a reducir su tamaño.
Queratosis actínicas: lesiones precancerosas causadas por el sol.
Contraindicaciones: No está indicado en personas con piel muy sensible, infecciones activas, eccema, rosácea, quemaduras solares recientes o si han usado isotretinoína oral en los últimos 6 meses.