Tiempos para preparar almácigos y contribuir a mejorar el medio ambiente

Comprar en un supermercado fruta u hortaliza en cualquier época del año sin importar su temporada de cosecha, no es gratis. Traerlos desde miles de kilómetros conlleva un importante costo ambiental. Debemos ser conscientes de las emisiones de CO2 que supone el transporte de mercancías. Si cultivas tus alimentos de temporada en casa, serás más consciente de lo que realmente se cultiva en tu zona.

CARLOS OTAROLA CERDA / Técnico Agrícola / Historiador autodidacta

Crear nuestro propio huerto urbano puede ser una idea muy atractiva. Esto porque nos permite cultivar nuestros propios alimentos y nos da la posibilidad de mantener una buena relación con la naturaleza y lo que ella nos regala.

Lo primero es preparar los almácigos. Es lo que hago en el patio de mi casa. Almácigos de acelgas y otras hortalizas, para las próximas clases de huerto y jardinería en la junta vecinal los valores del Olivo,  la olla común Siny y la fundación San Bernardo Ciudadano.

Estamos en agosto, mes para sembrar espinaca, puerro, hinojo, lechuga, betarraga, zanahoria, cebollín, pimentones, tomate, acelga, coliflor, rábanitos y rúcula. Es necesario decir también que durante todo el año se pueden sembrar acelgas, lechugas, espinacas, rabanitos y zanahorias.

Cultivar nuestras propias frutas y verduras no solo es una forma de ahorrar dinero en la compra de vegetales, sino que también es una excelente manera de obtener alimentos frescos y orgánicos.

Hoy en día podemos comer cualquier fruta u hortaliza en cualquier época del año, pero no llegan al supermercado de forma gratuita. Traerlos desde miles de kilómetros conlleva un importante costo ambiental. Debemos ser conscientes de las emisiones de CO2 que supone el transporte de mercancías. Si cultivas tus alimentos de temporada en casa, serás más consciente de lo que realmente se cultiva en tu zona.

Un huerto urbano permite enterrar una semilla, ver cómo germina, crece y después cosecharla para comerla. También despierta la imaginación y la curiosidad en los más pequeños. Además, permite enseñar el sentido de responsabilidad y amor por la naturaleza. Igualmente es una oportunidad para mejorar las relaciones con vecinas y vecinos.

Además, consumir los alimentos que uno mismo ha producido genera una sensación de satisfacción, reduciendo el estrés acumulado durante la jornada de trabajo.

Desde el momento en que plantas tus semillas puedes decidir si lo quieres hacer con abono orgánico, con pesticidas o insecticidas, es decir, tú decides si quieres que tus alimentos sean orgánicos o no.

Fomentar una cultura ecológica y más sostenible es hoy en día algo imprescindible. Desde el inicio de la revolución industrial ya hemos destruido más del 50% de la masa forestal de nuestro planeta.  Debemos actuar de forma local para conseguir un cambio global.

 

 

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